HISTORIA MEDIEVAL

 

 

              Una noticia de 1235 por la que Fernando III insta a Santisteban a poblar aquellos parajes que antes lo estuvieron, sugiere que la aldea islámica sería abandonada tras la conquista castellana, Y repoblada posteriormente.

            En 1371 se menciona expresamente a Castellar cuando Enrique II castiga a Santisteban por su apoyo a Pedro I, entregándola en señorío, junto a todas sus aldeas, a Men Rodríguez de Biedma, que después tomaría el apellido de Benavides, al heredar el mayorazgo de don Juan Alfonso de Benavides. En 1473 Enrique IV hizo merced a Día Sánchez de Benavides y Dávila del título de conde.

             La población contó con una pequeña fortaleza, de la que sólo quedan algunos restos. J. Eslava sugirió que esta se levantaría precisamente en el siglo XIV, aunque resulta difícil establecer si lo fue en el periodo de las luchas nobiliarias, como defensa de la población, o si fue ya obra de Men Rodríguez, como símbolo de su dominio. Este castillo sería convertido en palacio entre los siglos XVI y XVII.

            Las excavaciones efectuadas en 1992 en el palacio, dirigidas por Mª C. Pérez y J.L. Castillo, permiten conocer la estructura que tenía la fortaleza en época medieval. La muralla, de sillares irregulares, con un grosor de 1’50 metros encerraba un espacio cuadrangular, ligeramente achaflanado en su esquina noroeste debido a su adaptación a la base geológica. Próxima a este chaflán se encontraba la puerta principal.

            En el interior de este recinto se encontraba la torre, aislada, con unas dimensiones aproximadas de 10’14 metros de lado en el exterior, un grosor de muros de 2 metros y una altura de 15 metros. A 2 metros de altura estaba la puerta adintelada y rematada por un arco de medio punto, que quizá acogiese el escudo o algún motivo decorativo.

            Desde la puerta se accedía a la planta inferior a través de una angosta escalera embutida en el muro este, y a la terraza por otra empotrada en el sur. La planta inferior está cubierta con bóveda de cañón fabricada con tapial, reforzada con un arco apuntado de sillares regulares unidos con argamasa de cal, que descansa en la base geológica. La segunda planta presenta bóveda de perfil apuntado apoyada sobre pechinas. En cada uno de sus frentes presenta un vano, con arco y bóveda de medio punto cerrándose al exterior en una saetera con doble funcionalidad: luminosidad y defensa. La planta de cubierta, de perfil plano, es la zona más modificada y deteriorada, por lo que se desconocen sus remates originales. 

            Próximo a la esquina noroeste había un aljibe excavado en la roca, de forma elipsoidal, de 2’80 x 1’10 metros y una profundidad de 2’73 metros.

            Después de la conquista del reino nazarí  la función militar de la fortaleza desaparece, y la antigua orientación hacia el norte, establecida por necesidades defensivas y de control visual, se sustituye por una orientación al este, abriéndose una nueva puerta principal al sureste y creándose en el exterior una gran plaza, que será el centro de la villa. En el interior se levantarán crujías adosadas a los antiguos muros perimentrales, que conformarán el palacio, dejando en el centro un amplio patio, en uno de cuyos ángulos quedará la torre, a la que se accederá ya desde el nivel de suelo, abriéndose nuevas ventanas en los pisos superiores.